Dicen que nunca segundas partes fueron buenas, pero está claro que en tecnología el refranero no siempre es aplicable. Y si bien el Galaxy S fue sin duda el mejor teléfono móvil que salió al mercado en 2010, el Samsung I9100 Galaxy S II es un firme candidato a ‘Mister movilidad 2011’; lo que ocurre es que este año la competencia es mayor y más dura, por tanto hay que aportar más... y lo hace. Pantalla, procesador, batería, sistema operativo, prestaciones: completo, aunque le falta un punto de esfuerzo en el diseño.

Y como hay tanto bueno que escribir,
vamos a romper el esquema y empezaremos
por lo que nos parece peor:
sobrio en el diseño y de cuerpo plástico,
el Galaxy II S es un terminal cargado
de avances tecnológicos que merece
algo más que una simple apuesta por
un boceto que inventó Apple ya hace
años y que desmerece el trabajo del
grandísimo equipo de diseñadores que
Samsung tiene en su fábrica de Kumi.
Bien es verdad que una pantalla de
4,3” de diagonal, enmarcada en otro
tipo de materiales restaría al móvil brillo
en cuanto a una de sus principales
virtudes: la ligereza (pesa 116g).
Pero entremos en temas serios. Si bien la pantalla Súper AMOLED
ya la conocíamos por las bondades del ‘S’ y sabíamos que
una de las principales características de las que goza es que
suprime la capa de aire que hay entre la placa y el cristal,
ahora cada píxel contiene tres subpíxeles que guardan más
información y, por tanto, mejoran aún más la imagen. Esto
sumado al tamaño, a la resistencia del cristal (Gorilla Glass) y
a que se trata de una pantalla capacitiva multitoque, posiciona
este display entre los mejores del mercado. Virtud que lejos
de ser subjetiva, puede comprobar; a simple vista, no sólo un
profesional, sino cualquier usuario.
En cuanto a sensores asociados a la pantalla: acelerómetro
(autorotación), proximidad (apaga la pantalla mientras hablamos)
y giroscopio.
Cámara de 8Mpx y cuatro hubs
Con la trasera ligeramente rugerizada para mejorar el agarre,
bajo una tapa que se cierra por presión (las pestañas son muy
cortas y no parecen excesivamente delicadas) se esconde una
batería de 1.600 mAh, la SIM y la cuna para la tarjeta SD. Para
quitar o poner ésta hay que retirar previamente la batería y,
por tanto, apagar el teléfono.
También en la trasera podemos contemplar, aunque sin protección
alguna, otro de los puntos fuertes del teléfono: la cámara
principal de 8 Mpx, con flash LED la cual, aunque no tiene
botón de disparo asignado, sí lleva un software de toma de
fotografía y vídeo que nos garantiza calidad casi profesional.
Graba vídeo en full HD (1080 p @30 fps) y, además, en el frontal
dispone de cámara de 2 Mpx que nos facilita no sólo los
autorretratos sino la videollamada o el videochat.
En el campo multimedia hay que dar un paso atrás y destacar
que el Galaxy S II incorpora su Interfaz de Usuario ‘Touchwiz’
(versión 4.0 con lanzadera para teléfono, contactos, mensajes y
aplicaciones) y que en esta ocasión organiza lo que llamaríamos
usos de ocio del software en cuatro ‘hubs’ o concentradores
(algo que introdujo en el mercado Microsoft con su
Windows Phone 7): ‘game hub’, ‘music hub’, ‘readers hub’ y
‘social hub’ y que bajo cada uno de esos nombres se esconde
un mundo evidente:

 • Juegos. Dividido en juegos sociales y premium, además
de incorporar un banner de noticias relacionadas.
• Música. Organizado por destacados, géneros, mi música,
mi página, buscar, pistas, nuevas publicaciones, etc.; todo
un área asociado a una tienda on line que nos permite
escuchar los temas y comprarlos directamente.
• Biblioteca de publicaciones diarias (Press Reader), periódicas
(Zinio) y libros (Kobo, pero la tienda está en inglés).
• Redes sociales. Un punto del teléfonos donde podemos
configurar todos los medios y formas que utilizamos para
comunicarnos con nuestros amigos y compañeros (mensajería,
correo, redes sociales, etc) y desde allí actuar directamente.
La filosofía de los ‘hubs’ choca frontalmente con aquella
que se impuso hace unos años y que ponía todos los iconos
(servicios y aplicaciones) al alcance de un único toque
de dedo; sin embargo, con el crecimiento del mercado se
impone la necesidad de organizar nuestros escritorios (en
este caso hasta siete pantallas de inicio) y o bien recurrimos
a la posibilidad de crear carpetas que ofrecen algunos
modelos Android Gingerbread o, como en este caso, el
fabricante, por defecto, nos organiza los contenidos principales
para facilitar y optimizar uso y rendimiento.

Guerra de patentes entre Huawei y ZTE



 Tecnología punta

Y si hablamos de tecnología, entonces
los dedos se nos disparan sobre el
teclado. Recordemos que para su primer
Galaxy S, Samsung desarrolló con
Apple un procesador en una empresa
americana llamada Intrinsity que,
posteriormente, compraron los de
Cupertino. Aquel procesador cada una
de las dos compañías lo integró con el
resto de sus elementos (acelerador gráfico,
módulo de comunicaciones, etc.)
para sacar al mercado sus propios
smartphones y lo llamó de manera
diferente. En el caso de Samsung fue
Samsung-Intrinsity S5PV210, el punto de
partida para el nuevo S5PV310 Exynos
4210 que integra el Galaxy S II. Un ‘dual
core’ (procesador de doble núcleo)
ARM Cortex-A9 Harvard Superscalar a
1.2 GHz con 1 GB de RAM que, unido a
su altísima capacidad de conexión,
otorga a este smartphone la categoría
de ‘supersónico’. Allá donde queramos
llegar, llegamos en milisegundos. Una
experiencia digna de probar.
Pero la semiperfección de estos teléfonos
(y al usar estos términos lo hace
hacemos
de forma comparativa y siempre
mirando hacia atrás, no hacia delante),
se alcanza por un conjunto de elementos
que completan el equipo y que no
se entenderían unos sin otros como el
acelerador gráfico (Mali-400MP), la universalidad
de las frecuencias bajo las
cuales trabaja (en este caso cuatribanda
en 2G y en 3G), HSDPA Y HSUPA de
máxima capacidad, WiFi con DLNA
(para interconectar los dispositivos del
hogar), Bluetooth 3.0 estéreo, salida de
audio para jack 3.5, TV Out, NFC para
realizar pagos o identificarse simplemente
aproximando el teléfono a un
punto, editor y gestor de documentos...
casi todo; pero, por encima de ese todo,
lo definitivo, la mejor de las experiencias
de usuario.

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